Mi único gran ídolo

No es otro que Claudio Javier López, el Piojo más determinante que jamás haya existido sobre un campo de fútbol. Me pilló en plena infancia y me hizo vibrar hasta límites insospechados, siempre agradecido.

Recuerdo haberle visto antes de que llegase a Valencia (aunque ya estaba fichado) en los Juegos Olímpicos de 1996 con la selección argentina dónde también estaban Crespo, Javier Zanetti o Almeyda entre otros. Y desde entonces ya me quedé prendado de él. Lo cierto es que lo tuvo muy difícil para hacerse un hueco en su primer año en un Valencia mediocre, y es que los aficionados valencianistas si de algo carecen es de paciencia. Fallaba más de lo normal de cara a puerta, pero nadie tuvo en cuenta que necesitaba un tiempo de adpatación. Y yo que seguía prendado de él. Se fue el vendehumo de Valdano y llegó un Ranieri ambicioso y con ganas de construir un equipo joven y que mordiese (hoy en día irreconocible, quién te ha visto y quién te ve!). Lo consiguió. Y don Claudio que se convirtió en la referencia de este equipo y en protagonista de muchas portadas deportivas, más que merecidas. Con él nos hicimos con el título que supondría el despegue definitivo del club y con el que más me he emocionado: la Copa del Rey de Sevilla frente al Atlético de Madrid. Al año siguiente, con el jugador ya vendido al Lazio por unos 3600 millones de las antiguas pesetas y con Cúper en el banquillo, pero cedido por un año al Valencia, fuimos capaces de llegar a la final de la Champions League, con algunos partidos espectaculares (y otros no tanto), aunque acabásemos perdiendo contra el Real Madrid. A partir de estas finales es cuando los valencianistas nos sentimos importantes y ganamos una ambición inusitada hasta entonces.

Con su endiablada velocidad marcó época en el Valencia, con espacios era demoledor. Y cuando no los había (los espacios) se comportaba de manera inteligente sobre el terreno de juego, arrastrando a los defensores rivales y siendo generoso con sus compañeros. También poseía un gran golpeo de balón a portería, y era capaz de rematar tanto con su pierna diestra como con la zurda. Qué grande que fuiste, Claudio! Siempre tendrá un sitio en mi corazoncito.

También he tenido otros ídolos, pero ninguno como Claudio López. En fútbol en su día también era "fan" de Pedja Mijatovic, Gaizka Mendieta y Francesco Totti. En la actualidad me quedo con Raúl Albiol, David Villa, Leo Messi y Kaká. Otros deportistas a los que admiro o me encantan son los jugadores de basket Andrés Nocioni, Tayshaun Prince, Sergi Vidal, Berni Rodríguez y Theo Papaloukas. O los corredores de atletismo Hicham El Guerrouj y Yury Borzakovsky (un genio incomprendido, con un sublime talento, capaz de lo mejor y de lo peor, es todo un showman por su manera de correr: siempre te hace vibrar). Y por supuesto Valentino Rossi. Pero Claudio por encima de todos ellos, los valencianistas nunca le olvidaremos.



Quería aprovechar para desearos una Feliz Navidad y mejor Nochebuena a todos, que es lo que toca hoy. A disfrutar de la familia y a pasarlo lo mejor posible.

El ojeador juvenil: Andrea Russotto.

Fotos: www.elmundo.es, www.clubsanta.com