¡Este Manchester es imprevisible!

Once inconcebible el que ha dispuesto Ferguson para enfrentarse a la Roma en la vuelta de los 1/4 de final de la Champions League. Jugadores tan importantes en el funcionamiento del equipo como Evra, Rooney o el mediatizado Cristiano Ronaldo... al banquillo. La sorpresa ha sido doble, porque Ferguson ha hecho gala de un sistema táctico totalmente novedoso en los Red Devils: 1-4-1-4-1 dando prioridad al funcionamiento defensivo del equipo y siempre dispuesto a matar al rival con ataques rápidos a pocos toques y de forma directa o mediante contraataques puros. Van der Sar; Brown, Rio Ferdinand, Piqué, Silvestre; Carrick; Park, Hargreaves; Anderson, Giggs; Tevez. Esta ha sido la formación inicial del conjunto inglés.

El Manchester United una vez más ha demostrado que es el máximo favorito para llevarse la Champions -ahora hay que sumarle al equipo como virtudes alternativas tácticas y capacidad de adaptación a distintos partidos-, literalmente ha jugado con la Roma, que a pesar de tener sus oportunidades en ningún momento ha dado la sensación de poder dar la vuelta a la eliminatoria. Bajo mi punto de vista, el mayor rival del Manchester es él mismo. Hoy Ferguson ha pecado de superioridad, exceso de confianza e incluso desprecio al adversario que tenía en frente. No sólo por prescindir de los futbolistas más importantes del equipo pensando en la Liga, sino por los cambios realizados, y sobretodo, la sensación que ha transmitido.

Primeros 15 minutos del encuentro dominados por los Red Devils con dominio del balón y ocasiones clarísimas de gol: velocidad, rapidez de movimientos, desmarques, combinaciones, conducciones con balón, pocos toques, generosidad, balones largos,... el conjunto romano se veía incapaz de reaccionar ante el torbellino rojo. Después el equipo de Ferguson ha bajado el ritmo y la Roma ha cogido más protagonismo, sin embargo el Manchester tenía muy claros los conceptos: repliegue, presión agresiva al que va a recibir e incansables ayudas de los extremos por bandas; recuperación de balón y rápida salida a la contra (principalmente vía balón largo) con muchos hombres acompañando la jugada, aprovechando los muchos espacios que dejaba el equipo romano, obligado a atacar. Sorprende mucho el papel de Hargreaves, de interior con libertad de movimientos e incorporándose al ataque en cuanto tuviese ocasión. Tevez no era una referencia estática sino que bajaba a recibir y caía a bandas, quedándose en muchas ocasiones los centrales rivales sin nadie a quien marcar. Sensacional una vez más el trabajo de Carrick, haciendo funciones de mediocentro "equilibrador": manteniendo la posición, ofreciendo una salida limpia de balón, realizando coberturas; ofreciendo equilibrio. Trabajo silencioso pero tremendamente valioso para el equipo.

Aún así el sistema defensivo del equipo inglés no era impenetrable y permitieron muchos disparos de media distancia, además de las ya conocidas llegadas de segunda línea de jugadores romanos. Quizá recularon en exceso hacia atrás en varias ocasiones. Pudieron pagar caro el exceso de confianza: en el 30 el árbitro señaló penalti por "piscinazo" de Mancini. De Rossi asumió la responsabilidad... pero le pudo la presión y mandó la bola a las nubes. Fue entonces cuando el italiano adelantó su posición habitual unos metros y tuvo mayor libertad ofensiva, aunque sólo durase hasta el descanso.

La segunda mitad comenzó de nuevo con dominio y ocasiones del Manchester United, hasta que otra vez bajaron el ritmo rondando el minuto 55 de encuentro. Los pupilos de Ferguson jugaron a controlar el partido a partir de entonces, se sentían ya clasificados. Entonces fue cuando la Roma dispuso de más ocasiones de gol, aunque lo cierto es que ninguna lo suficientemente clara. No parecía que el marcador se fuera a mover... pero en un contraataque muy bien trenzado por Hargreaves y Tevez llegaría el gol de éste último tras un formidable centro al área del primero. Eliminatoria sentenciada y cambios extraños por parte de Alex Ferguson, supongo que pensando en ahorrar energías de algunos de sus hombres: Rooney por Giggs, O`Shea por Carrick y Gary Neville, que volvía tras un largo periodo inactivo debido a una grave lesión, por Anderson.

Decepcionante partido del italiano De Rossi, no sólo por fallar el penalti, sino porque prácticamente estuvo desaparecido durante los 90 minutos. Cayó en la trampa de Ferguson y no pudo librarse de la "telaraña" que éste montó. En todo momento muy vigilado y con hombres rivales próximos para hacerle presión inmediata en caso de poder recibir un pase, no pudo ser el que diera salida al balón de su equipo desde atrás. Defensivamente también se vio desbordado, es justo reconocer que tampoco tuvo mucha ayuda por parte de sus compañeros, y la que tuvo no fue muy productiva.

Por último, no puedo obviar el excelente partido de Ji Sung Park: atacando, creando situaciones de gol, bajando hasta el área propia a defender, ayudando en la presión, siendo de los primeros en salir al contraataque,... en definitiva, recorriendo metros y metros a gran intensidad durante lo que duró el encuentro.

Atención a esta apisonadora que es el Manchester United, cada día con más oficio: asusta. Aún no se vislumbra su techo, ante el Barcelona tendrá una dura prueba de fuego para demostrar que es el mejor del mundo, ya que el año pasado cayeron en la misma ronda y se quedaron con un sabor agridulce. Ellos saben que son los mejores, pero deben demostrar su hegemonía.

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Fotos: www.football.co.uk, www.4thegame.com